Hay un cansancio que se origina en el desequilibrio energético: la mente sigue activa, el cuerpo tenso o las emociones revueltas, incluso mientras dormimos.
El verdadero descanso empieza antes de cerrar los ojos: aligerar pensamientos pendientes, liberar tensión física acumulada y reordenar prioridades para que no nos persigan durante la noche.
Cuidar las transiciones —del trabajo al ocio, de la actividad a la pausa— es tan importante como la cantidad de horas dormidas. Son estos espacios los que preparan a la energía para regenerarse.
La Fuerza crea rituales de recuperación, el Flujo permite soltar para restaurar. Descubrilo en la Experiencia Fuerza y Flujo. Sumate aquí.